El 9 de febrero de 2025, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC) de China anunció una reducción en los subsidios para proyectos de energía renovable, tras un notable incremento en las instalaciones de energía solar y eólica en el país. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Renovable, en 2024, China incrementó su capacidad de energía solar en un 45% respecto al año anterior, alcanzando casi 887 gigavatios (GW) de capacidad instalada, más de seis veces la de Estados Unidos (Reuters).
Este crecimiento acelerado permitió a China alcanzar su objetivo de capacidad instalada de energías renovables para 2030 con seis años de anticipación, subrayando la rapidez de su transición hacia fuentes de energía limpias. En contraste, durante el mismo período, Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, se retiró por segunda vez del Acuerdo de París y promovió la explotación de petróleo y gas (Reuters).
La NDRC, en colaboración con la Administración Nacional de Energía, implementó cambios “orientados al mercado” en las políticas destinadas a fomentar proyectos de energía limpia. De acuerdo con Reuters, la capacidad de energía limpia de China ahora representa más del 40% de la capacidad total de generación eléctrica del país, en parte gracias a un sistema que garantizaba precios para la energía renovable vendida a la red eléctrica. Además, la NDRC señaló que los costos de desarrollo de nuevas energías han disminuido significativamente en comparación con etapas anteriores.
A partir de junio de este año, los nuevos proyectos de energía renovable estarán sujetos a pagos por electricidad basados en “licitaciones del mercado”, en lugar de las tarifas preferenciales previamente utilizadas para apoyar la transición energética de China. Según la NDRC, los precios de la electricidad para los usuarios residenciales y agrícolas no se verán afectados, y los precios para las operaciones industriales y comerciales serán “básicamente los mismos” después de que los cambios entren en vigor (Reuters).
Sin embargo, la reducción de subsidios podría ejercer presión sobre la industria solar de China, donde el exceso de capacidad en relación con la demanda global ha provocado una caída en los precios de los paneles solares, amenazando con llevar a los productores más pequeños a la bancarrota (Reuters).
A pesar de estos desafíos, China continúa liderando en la expansión de energías renovables. En 2024, el país añadió 356 GW de nueva capacidad de energía eólica y solar, casi igualando la capacidad total de Estados Unidos en el mismo año y aproximadamente 4,5 veces la de la Unión Europea. No obstante, la continua aprobación y construcción de plantas de energía a carbón podría socavar los objetivos de descarbonización de China. De acuerdo con The Guardian, en 2024, China aprobó 66,7 GW de nueva capacidad de carbón y comenzó la construcción de 94,5 GW, lo que indica inversiones continuas en carbón a pesar de su compromiso de alcanzar el pico de emisiones de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060.
Este enfoque dual de expandir tanto las energías renovables como las plantas de carbón crea una dinámica conflictiva que podría obstaculizar la integración de las energías limpias y la transición energética de China.