El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado una medida polémica al abrir las puertas a los afrikáners, una minoría étnica blanca en Sudáfrica, mientras bloquea la admisión de otros refugiados. Según informes de la prensa internacional, el primer grupo de afrikáners llegó a Washington el lunes, mientras que el gobierno de Trump ha suspendido prácticamente todos los demás programas de refugiados.
Esta decisión ha sido criticada por muchos, ya que se considera que los afrikáners no cumplen con los criterios de refugiados, ya que no sufren persecución en Sudáfrica. El gobierno sudafricano ha negado cualquier tipo de persecución racial contra los blancos en el país, y el presidente Cyril Ramaphosa ha calificado a los afrikáners que han llegado a EE. UU. como “cobardes” que no quieren vivir en la nueva Sudáfrica.
La medida de Trump se basa en una narrativa impulsada por activistas blancos afrikáners, quienes han argumentado que son una minoría perseguida. Sin embargo, esta afirmación ha sido desestimada por organizaciones internacionales, incluida la ONU, que no ha encontrado evidencia de que los afrikáners sean víctimas de persecución racial.
La llegada de los afrikáners a EE. UU. ha sido recibida con un trato especial, con altos funcionarios del Departamento de Estado saliendo a recibirlos en el aeropuerto. Esto contrasta con la virtual paralización de la admisión de otros refugiados, incluidos aquellos que huyen de guerras y desastres naturales.