Adidas y Puma, dos de las principales marcas de ropa deportiva, están considerando aumentar los precios de sus productos en Estados Unidos debido a los recientes aranceles impuestos por el presidente Donald Trump, según informaron analistas e inversores. Estas medidas podrían afectar significativamente a los consumidores estadounidenses, que ya se enfrentan a un aumento en los precios de otros productos debido a la guerra comercial.
Nike, la mayor empresa de ropa deportiva por ventas y capitalización bursátil, anunció el miércoles que subirá los precios la próxima semana, con un aumento de hasta 10 dólares en las zapatillas que actualmente cuestan más de 150 dólares. Este movimiento ha sido visto como un indicativo de lo que podría suceder con otras marcas del sector. “Ese era el momento que esperaban Adidas y Puma”, afirmó Robert Krankowski, analista de artículos deportivos de UBS.
Adidas ha advertido que los aranceles impuestos por Trump resultarán en un aumento de precios para todos sus productos en el mercado estadounidense. La empresa ha reducido al mínimo las exportaciones desde China, pero sigue expuesta a los aranceles generales del 10% aplicados a bienes de otros países como Vietnam y Camboya, donde fabrica la mayor parte de su catálogo. “No sabemos cuáles serán las tarifas finales. Por lo tanto, no podemos tomar decisiones definitivas. Pero los aumentos de costos llevarán a aumentos de precios”, advirtió Adidas.
Puma, por su parte, dijo el jueves que está en conversaciones con sus socios estadounidenses, pero que aún no ha decidido si ajustará los precios ni cómo lo hará. Sin embargo, analistas como Krankowski de UBS creen que es probable que Puma siga el ejemplo de Adidas y Nike, ya que el problema de los aranceles afecta a todo el sector.
El impacto de los aranceles no se limita únicamente a las empresas fabricantes de calzado e indumentaria deportiva. Minoristas con una fuerte dependencia de fábricas asiáticas, como Walmart y Amazon en Estados Unidos, también enfrentan complicaciones en sus cadenas de suministro y costos operativos. Además, la confianza de los consumidores estadounidenses se ha visto afectada por la inflación y la incertidumbre económica, lo que podría limitar la capacidad de las marcas para aumentar los precios sin afectar la demanda.