Elon Musk, el multimillonario CEO de Tesla y SpaceX, ha tomado una posición controversial al anunciar que se está trabajando para cerrar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una de las principales agencias de ayuda humanitaria del gobierno estadounidense.
Según informes de CBS News, Musk ha afirmado que el presidente Donald Trump está de acuerdo con esta medida, que forma parte de una estrategia más amplia para reducir el gasto gubernamental.
Musk, quien también lidera el Departamento de Eficiencia Gubernamental, ha descrito a USAID como una “bola de gusanos” y ha declarado que la agencia “no tiene arreglo”.
Esta descripción se basa en su percepción de que la agencia ha sido dirigida por “lunáticos radicales” y que es hora de deshacerse de ella completamente. La medida ha sido criticada por expertos en desarrollo internacional y diplomáticos, quienes argumentan que USAID es esencial para la ayuda humanitaria global y que su cierre podría tener consecuencias devastadoras.
USAID es el mayor donante individual del mundo, habiendo desembolsado 72.000 millones de dólares en ayuda en 2023. La agencia proporcionó el 42% de toda la ayuda humanitaria rastreada por las Naciones Unidas en 2024. El cierre de USAID podría afectar programas vitales como hospitales de campaña en campos de refugiados, la limpieza de minas antipersona en zonas de guerra y el acceso a medicamentos para tratar enfermedades como el VIH.
La decisión de Musk y Trump de cerrar USAID se produce en medio de una congelación sin precedentes de la asistencia extranjera impuesta por la administración Trump. Esta congelación ha cerrado gran parte de los programas humanitarios, de desarrollo y de seguridad de USAID en todo el mundo, forzando miles de despidos y dejando en riesgo la ayuda a millones de personas.
Además, Musk ha prometido cancelar unilateralmente cientos de millones de dólares en subvenciones gubernamentales después de obtener acceso al sistema de pagos del Tesoro de los Estados Unidos. Esta medida ha generado preocupación entre los defensores de las subvenciones, quienes argumentan que estas son esenciales para el desarrollo y la adopción de tecnologías limpias y sostenibles. Sin embargo, al parecer la mayoría de estas ayudas no han generado grandes cambios en los países y en los programas de destino, cuestionando la veracidad y transparencia del uso de estos recursos.