El 6 de febrero de 2025, Estados Unidos anunció una nueva ola de sanciones que afectan a una red internacional involucrada en la financiación del sector militar de Irán a través de la venta ilícita de petróleo. Esta acción, anunciada por la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, forma parte de los esfuerzos continuos para contrarrestar las actividades desestabilizadoras de Irán y su apoyo a organizaciones terroristas.
Las sanciones recién impuestas tienen como objetivo desarticular las redes de venta de petróleo iraní que generan ingresos para el régimen de Teherán. Se acusa a la red sancionada de facilitar la venta de millones de barriles de petróleo iraní a China. Los ingresos obtenidos de estas ventas son canalizados al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán a través de la empresa pantalla Sepehr Energy. Según el gobierno de EE. UU., estos ingresos se utilizan para financiar a grupos terroristas y de milicias, lo que agrava la inestabilidad regional.
Además de las empresas de venta de petróleo, las sanciones también se dirigen a las embarcaciones de la “flota fantasma” y a las empresas de gestión responsables del transporte de petróleo iraní. El objetivo de EE. UU. es interrumpir estos canales financieros, que se consideran esenciales para que Irán financie a grupos armados como Hamás y Hezbolá.
En su declaración, Bruce subrayó el compromiso de los Estados Unidos de responsabilizar al régimen iraní por sus acciones, incluida su continua búsqueda de capacidades nucleares. “Utilizaremos todas las herramientas a nuestra disposición para responsabilizar al régimen por sus actividades desestabilizadoras y su persecución de armas nucleares que amenazan al mundo civilizado”, declaró.
Estas sanciones se implementan bajo el Orden Ejecutivo (E.O.) 13224, que autoriza medidas contra el terrorismo, y el E.O. 13902, que otorga al Departamento del Tesoro de EE. UU. el poder de imponer restricciones económicas a sectores clave de la economía iraní. Las últimas medidas reflejan la estrategia más amplia de Washington para limitar la influencia de Irán y cortar las fuentes de financiamiento que alimentan sus ambiciones militares.
Las sanciones impuestas por EE. UU. han sido condenadas por Irán, que las considera una violación de su soberanía y un intento de interferir en sus asuntos internos. Irán ha afirmado que estas sanciones no solo afectan su economía, sino que también tienen un impacto negativo en la estabilidad regional y global.
A pesar de las sanciones, Irán ha continuado expandiendo su comercio de petróleo con China, su principal comprador. Según informes, las importaciones de petróleo iraní por parte de China han aumentado significativamente desde 2021, lo que demuestra la resistencia de Beijing a las sanciones estadounidenses.