El 20 de enero de 2025, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta decisión ha sido criticada por expertos en salud pública quienes han señalado que la retirada de EE. UU. podría tener consecuencias devastadoras tanto para la salud global como para la seguridad nacional de Estados Unidos.
La OMS desempeña un papel crucial en la detección, monitoreo y respuesta a amenazas sanitarias emergentes, pandemias y enfermedades de importancia global. Estados Unidos ha sido el mayor contribuyente financiero de la OMS, aportando entre el 12% y el 15% de su presupuesto en 2022-2023.
Además, la retirada podría debilitar la capacidad de la OMS para responder a crisis sanitarias globales, como la pandemia de COVID-19. Durante esta crisis, la OMS jugó un papel crucial en la coordinación de la respuesta global, incluyendo la distribución de vacunas y la implementación de medidas de salud pública.
La retirada de EE. UU. de la OMS podría tener un impacto negativo en la salud de las personas en todo el mundo incluyendo en EE. UU. La OMS proporciona datos y directrices cruciales que ayudan a los gobiernos a responder a crisis sanitarias. Sin la participación de EE. UU., la capacidad de la OMS para recopilar y difundir información podría verse comprometida.
Además, la retirada podría afectar la capacidad de EE. UU. para colaborar con otros países en la respuesta a amenazas sanitarias globales. La salud pública ha sido un área en la que EE. UU. ha tenido una influencia positiva en el escenario internacional. La retirada podría debilitar esta posición y tener consecuencias diplomáticas y de seguridad.
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