La Casa Blanca informo el viernes, confirmando que mantendrá su fecha límite del 1 de febrero para la implementación de los nuevos aranceles que podrían tener efectos generalizados en la economía.
“Puedo confirmar que, mañana, la fecha límite del 1 de febrero que el presidente Trump estableció con una declaración hace varias semanas sigue en pie”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, durante la rueda de prensa del viernes.
Se espera que funcionarios canadienses se reúnan con Tom Homan, el zar de fronteras de la Casa Blanca, el viernes para tratar de llegar a un acuerdo que evite los aranceles propuestos, según dos fuentes familiarizadas con la reunión.
Sin embargo, cuando se le preguntó más tarde en la Oficina Oval si Canadá, México y China podían hacer algo para evitar la implementación de los aranceles, Trump respondió: “No.”
Leavitt indicó que los aranceles serían del 25% para México y Canadá, y del 10% para China, “por el fentanilo ilegal que han originado y permitido distribuir en nuestro país, lo que ha matado a decenas de millones de estadounidenses.” “Estas son promesas hechas y promesas cumplidas por el presidente”, afirmó.
“Eventualmente vamos a poner aranceles sobre los chips. Vamos a poner aranceles sobre el petróleo y el gas. Eso sucederá bastante pronto”, dijo Trump más tarde, sugiriendo que “alrededor” del 18 de febrero.
“Vamos a poner aranceles sobre el acero, el aluminio, y finalmente el cobre. El cobre tomará un poco más de tiempo, pero sucederá rápidamente”, añadió Trump.
Trump también anunció su intención de imponer aranceles a los productos farmacéuticos, calificándolo como parte de una estrategia más amplia para revitalizar las industrias de EE. UU.
“Vamos a construir una pared arancelaria para traer de vuelta los productos farmacéuticos a América”, dijo. “La manera de hacerlo es construyendo una pared — una pared arancelaria.”
Imponer aranceles significativos a los mayores socios comerciales de Estados Unidos es una apuesta arriesgada ya que gravar a las empresas estadounidenses por productos importados podría terminar castigando a los países que producen bienes que los estadounidenses desean, llevándolos a la mesa de negociaciones.
“Podría haber una pequeña interrupción temporal a corto plazo, y la gente lo entenderá”, dijo Trump cuando fue presionado por los periodistas sobre el costo de los aranceles que recaerían sobre los consumidores.
Además, Trump desestimó esta semana la idea de que los consumidores estadounidenses dependieran de las importaciones de sus dos vecinos norteamericanos. “No necesitamos lo que ellos tienen”, dijo Trump, refiriéndose a Canadá y México.
Los economistas en su mayoría creen que, en circunstancias limitadas, los aranceles pueden ser herramientas efectivas para el crecimiento económico. Trump ha utilizado y prometido emplear los aranceles con tres fines principales: recaudar ingresos, equilibrar el comercio y llevar a los países rivales a la mesa de negociaciones.
Trump ha dicho que quiere que Canadá y México detengan el flujo de inmigrantes indocumentados y drogas ilegales hacia los EE. UU. Y para China, Trump ha dicho que los aranceles estarían destinados a obligar al país a cumplir con lo que él aseguró que era una promesa hecha por el gobierno chino de ejecutar a las personas que enviaran fentanilo a Estados Unidos.