El jueves 13 de febrero de 2025, el Reino Unido evitó una recesión técnica al registrar un crecimiento del 0,1% en el último trimestre de 2024. Según informes de la BBC y CNN, esta cifra superó las expectativas de los economistas, quienes habían pronosticado una contracción del 0,1%. El crecimiento se vio impulsado principalmente por el sector de servicios, que experimentó un aumento del 0,4% en diciembre. Sin embargo, el crecimiento per cápita ajustado por la población en aumento cayó un 0,1% en el trimestre, lo que subraya las presiones continuas sobre los estándares de vida y las finanzas públicas.
El crecimiento anual del PIB se estimó en un 0,9% en 2024, en comparación con el 0,4% del año anterior. A pesar de este crecimiento, la economía británica enfrenta desafíos significativos. El Banco de Inglaterra redujo a la mitad su pronóstico de crecimiento para 2025, situándolo en un 0,75%, aunque otros pronosticadores, como el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, son más optimistas con un pronóstico del 1,5%. Además, las empresas se quejan de un aumento de 25 mil millones de libras en los impuestos laborales anunciados en el primer presupuesto del nuevo gobierno laborista, lo que ha llevado a muchas de ellas a planificar recortes de personal y aumentos de precios.
El crecimiento en diciembre reflejó un sólido desempeño del gran sector de servicios británico, con buenos resultados en los sectores de mayoristas, distribuidores de películas, pubs y bares, así como en la fabricación de maquinaria y compañías farmacéuticas. Sin embargo, el crecimiento también dependió del gasto gubernamental y de un probable aumento temporal en los inventarios de las empresas, mientras que la inversión empresarial cayó un considerable 3,2% en el trimestre y el gasto de los hogares permaneció plano.
A pesar de este crecimiento inesperado, los economistas advierten que la economía británica aún no está fuera del peligro. “Es una sorpresa agradable, pero aún no estamos fuera del bosque. Por debajo de la superficie de estas últimas cifras, la demanda doméstica a través del consumo y la inversión empresarial fue más débil de lo esperado”, dijo Scott Gardner, un estratega de inversiones en Nutmeg, una gestora de riqueza propiedad de J.P. Morgan. Además, el crecimiento en diciembre fue impulsado en gran parte por un aumento en el gasto gubernamental y un probable aumento temporal en los inventarios de las empresas.
El futuro económico del Reino Unido sigue siendo incierto. El Banco de Inglaterra ha señalado preocupaciones sobre la capacidad de suministro de la economía para satisfacer la demanda y ejercer presión alcista sobre la inflación. Además, la economía británica enfrenta desafíos adicionales, como una demanda débil en Europa, precios de energía más altos y la posibilidad de un desaceleración en el comercio mundial debido a los aranceles bajo el presidente estadounidense Donald Trump.