Rusia se encuentra al borde de un drástico declive demográfico marcado por un colapso de la tasa de natalidad y un aumento catastrófico en la mortalidad. Según datos de Rosstat, la agencia estadística del gobierno ruso, la población de Rusia ha disminuido constantemente desde 2017, con una pérdida de aproximadamente 4.15 millones de personas desde entonces.
En 2023, la población de Rusia era de aproximadamente 145.44 millones de personas, y se espera que esta cifra continúe disminuyendo.
La tasa de natalidad en Rusia ha estado en declive desde principios de la década de 2000. En 2024, solo 1.27 millones de bebés nacieron en Rusia, el número más bajo desde 2000. Este descenso se debe en parte a la generación más pequeña de mujeres en edad fértil que alcanzaron la edad reproductiva en la década de 2020, consecuencia del colapso demográfico de los años 1990. Aunque la esperanza de vida en Rusia ha aumentado en las últimas décadas, la mortalidad sigue siendo alta, especialmente entre los hombres.
La pandemia de COVID-19 exacerbó este problema con un aumento significativo en las muertes en 2020 y 2021. Además, problemas como el consumo excesivo de alcohol y tabaco, y una débil infraestructura de salud, contribuyen a las altas tasas de mortalidad.
La población de Rusia está envejeciendo rápidamente. Según proyecciones de Rosstat, la proporción de la población en edad de jubilación aumentará del 24% actual al 27% en las décadas de 2040 y 2050. Esto pondrá una mayor presión en el sistema de pensiones y en los servicios sociales.
La migración ha desempeñado un papel crucial en compensar la disminución natural de la población. Sin embargo, el flujo de migrantes ha disminuido en los últimos años debido a la incertidumbre económica y políticas migratorias más restrictivas. Además, la guerra en Ucrania ha llevado a una fuga de cerebros, con muchos jóvenes y profesionales buscando exilio en el extranjero.
El declive demográfico tiene implicaciones significativas para la economía y la sociedad rusa. Una población envejecida y en declive puede resultar en una disminución de la fuerza laboral, lo que a su vez reduce los ingresos fiscales y la capacidad del gobierno para financiar pensiones y servicios sociales.
Además, la disminución de la población puede afectar la estabilidad social y la capacidad de Rusia para mantener su posición como una potencia global. Según proyecciones de Rosstat, bajo el escenario más pesimista, la población de Rusia podría caer a 130 millones de personas para 2046.
Incluso en el escenario más optimista, la población seguirá disminuyendo, aunque a un ritmo más lento. Rusia se encuentra en un punto crítico en su historia demográfica. El declive de la población, combinado con un envejecimiento acelerado y una baja tasa de natalidad, presenta desafíos significativos para el futuro del país.
Aunque la migración ha proporcionado algún alivio, las políticas actuales y las circunstancias globales sugieren que la población seguirá disminuyendo en las próximas décadas. Esto requerirá soluciones creativas y sostenibles para abordar los desafíos demográficos y garantizar la estabilidad y el crecimiento económico de Rusia.