La inflación en Rusia ha experimentado un aumento significativo en los últimos meses. En diciembre de 2024, la tasa anual de inflación se aceleró al 9,5%, desde el 8,9% registrado en noviembre, alcanzando el nivel más alto desde que los efectos de la invasión a Ucrania se hicieron notar en febrero de 2023, de acuerdo con datos de Trading Economics.
Este incremento se atribuye a varios factores, incluyendo un rublo débil, una crisis de mano de obra derivada de la movilización militar y un gasto deficitario elevado que ha impulsado los rendimientos de los bonos del gobierno.
Los productos alimenticios han sido especialmente afectados, con un aumento de precios del 11,1%, impulsado por el encarecimiento de las verduras, que registraron un incremento del 22,1%, según Trading Economics.
Para combatir la inflación, el Banco Central de Rusia ha incrementado su tasa de interés clave al 21%, el nivel más alto en dos décadas. Sin embargo, esta medida ha tenido efectos adversos en la economía, afectando tanto a empresas como a consumidores, de acuerdo con Huffington Post.
Además, las sanciones internacionales impuestas a Rusia tras casi tres años de conflicto con Ucrania han causado un colapso económico significativo, afectando especialmente a los sectores automovilístico y metalúrgico.
La industria automotriz ha visto el cierre de numerosos concesionarios, y se anticipa una disminución en las ventas de automóviles de pasajeros en 2025, según Huffington Post. Por su parte, la industria del acero y otros metales está experimentando una caída en la producción debido a la disminución de la demanda y el aislamiento de los mercados occidentales clave, de acuerdo con el medio.