El presidente Donald Trump ha acusado a su predecesor, Barack Obama, de empujar a China y Rusia a unirse, según informes de la prensa internacional. Trump ha afirmado que las políticas energéticas de Obama forzaron a ambas naciones a acercarse, lo cual ha tenido consecuencias negativas para Estados Unidos. Trump ha destacado que como estudiante de historia, uno aprende que no se desea que Rusia y China se unan, ya que esto podría representar un desafío significativo para la posición de EE. UU. en el escenario internacional.
Durante su primer mandato, Trump adoptó una postura agresiva hacia China, imponiendo aranceles y sanciones en un esfuerzo por corregir lo que consideraba desequilibrios comerciales injustos. En su segundo mandato, Trump ha continuado con esta estrategia, aunque ha mostrado cierta flexibilidad en algunos aspectos. Por ejemplo, ha dado un plazo de 75 días a la aplicación de aranceles adicionales a productos chinos y ha señalado su disposición a negociar un nuevo acuerdo comercial.
Sin embargo, la relación entre EE. UU. y China sigue siendo tensa. Trump ha acusado a China de no tomar medidas adecuadas para frenar el tráfico de fentanilo y otras sustancias ilícitas, lo cual ha llevado a la imposición de nuevos aranceles. Además, ha criticado a China por no cumplir con las obligaciones adquiridas en el acuerdo comercial de fase uno firmado en 2020.
Por su parte, China ha respondido con aranceles retaliatorios y ha reafirmado su posición en temas de comercio y seguridad. A pesar de las tensiones, ambos países han mostrado interés en mantener canales de diálogo abiertos. Trump ha expresado su deseo de tener una “muy buena relación” con China, y ha señalado que un mejor entendimiento mutuo podría beneficiar a ambas naciones.