Según informes de la AP, el presidente Gustavo Petro ordenó a la empresa estatal Ecopetrol cancelar un acuerdo conjunto con Occidental Petroleum, una compañía estadounidense, que se esperaba produjera alrededor de 90,000 barriles de petróleo por día. La decisión se fundamenta en preocupaciones ambientales y en la transición hacia energías renovables.
Petro ha sido un firme opositor del fracking, un método controvertido para extraer petróleo y gas de rocas de pizarra. En un discurso transmitido a nivel nacional, el mandatario justificó su decisión de no renovar el acuerdo entre Ecopetrol y Occidental Petroleum, argumentando que implicaba el uso de fracking. “Quiero que esa operación sea vendida y que el dinero se invierta en energías limpias”, afirmó. “Estamos en contra del fracking porque es la muerte de la naturaleza y de la humanidad”.
La cancelación del acuerdo ha tenido implicaciones económicas significativas para Ecopetrol. La empresa había anunciado que renovaría sus operaciones con Occidental Petroleum en el Permian Basin, una de las principales regiones productoras de petróleo que abarca Texas y Nuevo México, con una inversión de más de $880 millones en 91 pozos petroleros. El año pasado, las operaciones en esta zona representaron alrededor del 12% de la producción total de Ecopetrol.
La decisión de Petro se enmarca en una estrategia más amplia para mover a Colombia hacia energías renovables. Ecopetrol ha anunciado que invertirá más de 8,8 billones de pesos colombianos (aproximadamente $2.000 millones) en la transición energética y la lucha contra el cambio climático en 2025.
Sin embargo, a pesar de este enfoque, el gobierno colombiano ha comenzado a considerar la importación de gas natural desde Venezuela. Según informes de ColombiaOne, la producción de gas natural en Colombia ha disminuido en los últimos años, obligando al país a buscar fuentes alternativas de suministro.
Un informe de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) revela que las reservas de gas natural en Colombia han disminuido casi a la mitad en los últimos 15 años, lo que podría derivar en un déficit estructural de gas para 2028.
Además, el fenómeno El Niño ha reducido significativamente las reservas de agua del país, afectando su capacidad de generación hidroeléctrica, que normalmente representa alrededor del 70% de la producción de electricidad. Esta situación ha incrementado la demanda de gas natural para la generación de energía.
Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela han mejorado notablemente desde la llegada de Gustavo Petro al poder. En noviembre de 2023, ambos países anunciaron planes para colaborar en la explotación de gas en Venezuela y la exportación de gas natural a Colombia.
A pesar de estos acuerdos, Colombia necesita inversiones significativas en infraestructura de gas natural para satisfacer su creciente demanda. Según un informe del gobierno colombiano, el país requerirá al menos $2.000 millones en inversión en infraestructura de gas natural en la próxima década.
Mientras tanto, los colombianos podrían enfrentar una escasez de gas y un alza en los precios. Empresarios del sector ya habían advertido el año pasado que la falta de exploración y nuevos proyectos ha obligado al país a depender del gas importado, lo que finalmente se traduce en costos más altos para los consumidores.