Desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos, el yuan chino ha experimentado fluctuaciones significativas. Sin embargo, esta no sería la primera vez que Trump sacude la divisa del gigante asiático.
Durante su primer mandato, el yuan sufrió una notable depreciación, perdiendo más del 12% de su valor frente al dólar estadounidense en medio de crecientes tensiones comerciales. Esta caída fue una respuesta a las políticas proteccionistas de Trump, que incluyeron la imposición de aranceles sobre bienes chinos.
En 2018, el yuan se debilitó aproximadamente un 5% frente al dólar tras la primera ronda de aranceles estadounidenses sobre productos chinos. Un año después, cuando las tensiones comerciales se intensificaron, la moneda cayó otro 1,5%.
Ante las amenazas de nuevos aranceles, China ha considerado diversas estrategias para mitigar el impacto de estas políticas. Una de las opciones en la mesa es permitir que el yuan se debilite, lo que podría contrarrestar los efectos de los aranceles al hacer que las exportaciones chinas sean más competitivas en el mercado global. Esta estrategia ha sido utilizada previamente por China para proteger su economía en tiempos de tensión comercial.
Antes de que Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, los analistas ya predecían que el yuan podría experimentar una depreciación adicional. Según Nomura, se espera que el yuan se debilite hasta 7,60 yuanes por dólar para mayo de 2025 si Trump implementa nuevos aranceles. Bank of America también ha señalado que la aplicación de estas tarifas podría provocar una depreciación directa del yuan.
La depreciación del yuan tiene múltiples consecuencias para la economía china. Aunque puede beneficiar a los exportadores chinos al hacer que sus productos sean más baratos y competitivos en el mercado global, también puede aumentar el costo de las importaciones y reducir el poder adquisitivo de los consumidores. Además, una moneda más débil puede afectar la capacidad del gobierno para pagar sus deudas externas y generar un aumento en las tasas de interés locales.