Bolivia se encuentra en un punto crítico en el mercado mundial de litio. El país posee las mayores reservas de litio del mundo, pero enfrenta desafíos significativos para aprovechar su potencial. Con alrededor de 23 millones de toneladas de reservas de litio, Bolivia representa un activo geológico significativo en el panorama de minerales para baterías en constante evolución. Sin embargo, la complejidad geológica y los altos costos de extracción han impedido la explotación comercial a gran escala.
Los depósitos de litio de Bolivia, ubicados principalmente en el Salar de Uyuni, el desierto de sal más grande del mundo, presentan desafíos geológicos únicos. A diferencia de otras regiones ricas en litio, como el desierto de Atacama en Chile, los depósitos bolivianos están bajo formaciones de suelo compacto, lo que limita la capacidad de perforación.
Además, la composición mineral de los depósitos bolivianos requiere técnicas de procesamiento más sofisticadas, lo que aumenta significativamente los costos de extracción. Las estimaciones actuales sugieren que los gastos de extracción de litio en Bolivia oscilan entre 4,000 y 8,000 dólares por tonelada, casi el doble de los costos en Chile.
El método tradicional de evaporación en piscinas, que consume mucha agua, ha demostrado ser ineficaz en el entorno geológico único de Bolivia. En 2023, la planta de procesamiento de litio a escala industrial de Bolivia operaba solo al 20% de su capacidad diseñada de 15,000 toneladas anuales. Esto subraya la necesidad urgente de innovación tecnológica. En 2023, Bolivia firmó contratos estratégicos con la empresa rusa Uranium One y la subsidiaria china CATL para integrar métodos de extracción electroquímica más avanzados, con objetivos de producción conjunta de 49,000 toneladas anuales.
A pesar del vasto potencial no explotado de Bolivia, los inversores globales enfrentan desafíos significativos. La aprobación de proyectos por parte del Congreso boliviano ha sido constantemente retrasada debido a luchas políticas entre la administración del presidente Luis Arce y la facción política del ex presidente Evo Morales. Estos cuellos de botella legislativos han resultado en oportunidades perdidas y una confianza disminuida entre los inversores internacionales.